Cuando regrese de la Muerte

luciré en mi frente un listón de color celeste;

sí:

¡un listón celeste!

Y ocultaré dos marraquetas bajo el brazo,

la izquierda que me corresponde, y la derecha, del bebé que hube aplastado

     en la ascensión a la vida;

y entornaré dulcemente los párpados

en tanto el párroco imparte letanías y aguas bendecidas en el sacramento del bautismo

y sonreiré, inefable y feliz.

Cuando regrese de la Muerte

llevaré trenzas de oro y pecas inocentes;

tal cual:

¡incluidas pecas inocentes!

Y ocultaré tras la espalda la moneda sustraída a mi madre

mientras con la mano libre haré la señal de la cruz

y luego mi lengua refinada paladeará el caramelo

y los pequeños dientes sonreirán

su pequeña y diáfana sonrisa

y seré feliz.

Cuando regrese de la Muerte

vestiré un traje de muselina transparente;

textual:

¡un vestido de muselina transparente!

Y desfilaré en la plaza del pueblo

entre dos hileras de escuálidos adolescentes

que me guiñarán un ojo, y a lo mejor, los dos,

y yo bajaré los míos,

suspiraré

y seré feliz.

Y bajaré a las arenas de la playa

con un bikini de lunares rojos;

ya lo habéis oído:

¡un bikini de lunares rojos!

Y buscaré entre los cuerpos bronceados de la playa

aquel que surfee la más alta ola más graciosamente;

sí:

¡la más alta ola!

Y le cogeré por amante y esposo

por todos los siglos de los siglos, amén;

habéis escuchado bien:

¡por los siglos de los siglos!

Y seré esposa diligente, sumisa y complaciente

y  bajaré los ojos;

y seré madre diligente, permisiva y complaciente

y bajaré los ojos,

y seré feliz.

Y acudiré a la oficina

con un sweater rosa y ceñido;

habéis oído bien:

¡un sweater ceñido de color rosa!

Y mecanografiaré con uñas perfectas de acrílico

todas las palabras dictaminadas por los hombres (incluidas las cifras)

y entornaré los ojos

y seré feliz.

 Y cuando regrese nuevamente a la Muerte

habrá en la Tierra grandiosos responsos negros

y en el Cielo coros amorosos de ángeles celestes

y sonreiré beatíficamente

y cerraré mis ojos

y seré feliz

por los siglos de los siglos.

Amén.

Del libro “El grito en la sombra”, Santiago  de Chile 1996, 1ª edición limitada (1ª y 2ª ediciones disponibles para descarga en BIBLIOGRAFÍA).

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